La mayoría de las veces que nos ponemos delante de un cuadro no reparamos en una parte muy importante de la obra, el marco.
Es un elemento que lo delimita, centra nuestra atención en la pintura y nos abstrae de su entorno inmediato. Además, es una parte fundamental de la obra al dotarla de una estructura rígida que la va a proteger de los efectos negativos de la humedad de la pared, sirviendo también para evitar daños en la manipulación de la misma.
Durante años ha sido un elemento que se ha considerado superfluo en la falsa creencia de que es posible ser sustituido por otros de distinta época o moda, sin tener en cuenta la cantidad de información que nos aportan sobre el origen de la pintura, la estima que tuvo esta en el momento de su fabricación o el momento estético de la creación de la misma. También pueden perderse de forma irreparable anotaciones, números de inventario, etc.
Es importante conocer que los contratos que firman los patronos con los pintores, además de especificarse los temas de la pintura y la calidad de la misma, se detalla exhaustivamente cómo ha de ser su marco. Esto obliga a los grandes artistas a contratar en sus talleres a buenos escultores, ensambladores y doradores, siendo estos oficios bien reembolsados económicamente. Esta tarea no puede ser realizada por cualquiera puesto que estos artistas tienen que examinarse específicamente de en sus gremios. En muchas ocasiones el alto costo de los marcos supera el valor de la pintura.
A modo de ejemplo hablaremos del encargo de una obra del Cabildo de Toledo al gran maestro “El Greco”, donde el precio del marco del cuadro del Expolio de la Sacristía es una parte muy importante de la cantidad fijada. La tasación del conjunto fue de 852 ducados,317 correspondian a la pintura y 535 al marco. El Greco, aparte de gran pintor, fue un hombre de negocios y no quiso perder esta sustanciosa cifra realizando él mismo el diseño y la elaboración del marco.